domingo, 26 de febrero de 2012

"Lo importante es que te lo dediqué a vos"





No sabés la maravilla que hice en los partidos de los viernes, fue algo de no creer, siempre jugamos en la cancha de papi, que se juega de 10 jugadores pero como éramos casi 18 personas tuvimos que jugar en la de 9. Una cosa de locos en lo que se convirtió los partidos de los viernes, nadie daba 2 pesos por nosotros empezamos siendo 7, no podíamos juntar 10 personas. Pero con mi viejo, mis hermanos y un amigo de la familia planteamos la idea de empezar a jugar los viernes para no perder la forma que se pone en riesgo producto de las miles de cerveza y las comidas ricas en grasas. Así que de repente y con el pasar de los partidos cada vez se fue sumando más gente apareció Martincito un pibe que se fue a vivir a España y que viene de vacaciones es una especie del leche la paglia ex jugador de boca, también  el chino ex jugador del club donde alquilamos la cancha categoría 77 que no se parece en nada al leche la paglia o a Martincito. En fin, se fue sumando más gente y terminamos en la cancha más grande del club. Comenzó el partido la mayoría son casados o están en pareja y las chicas también vienen a vernos jugar,  menos vos que está un poquito lejos. Así que agarro la pelota, imaginándome que estas ahí mirándome de afuera con las demás chicas, y pido a dios que pueda jugar de la mejor manera y hacer un golazo de esos que son comentados después del partido y recordados por quienes tuvieron la suerte de verlo.


 Casi en el medio de la cancha me marcaba Martincito, que parecía que estaba muy compenetrado en quitarme la pelota, piso la balón majestuosamente para alejarla de él y acariciándola con todo el amor del mundo la hago rodar hacia el medio de la cancha mientras la acompañaba con el cuerpo como si acompañara una mujer bailando el tango desplazándose por la pista. Con la cabeza hacia abajo y los ojos buscando a un compañero cercano para hacer un pase ofensivo que pueda terminar en gol, levanto la mirada pero con la cabeza en la pelota para despistar a los contrarios y no anticipar mi jugada, veo a mi cuñado en movimiento haciendo gesto de que él era el indicado, más atrás el arquero que me observaba muy atentamente y supuso mi intención de realizar ese pase que muchos sueñan hacer con esa precisión que solo tienen los grandes como Gardel y Piazzola, este al suponer mi intención, decide adelantarse y prepararse para lo que venía, yo al ver que se adelanta siento que ese es el talón de Aquiles, el punto débil del arquero que no tiene ni idea de quién es Aquiles. Fue entonces que decido tomar una decisión, con la presión encima que genera mi cuñado (que por cierto es muy grande y macizo) que agritos me pide la pelota y los gritos de mis compañeros que me piden que la largue, decido tomar una decisión y esta es escuchar a mi corazón, como hacen los grandes líderes y saco un derechazo desde la mitad exacta de la cancha en el centro. La pelota se eleva parece flotar es ahí cuando ya está todo dicho yo me quedo parado como todos, mirando esa pelota que se eleva con trayectoria al arco.

 Tenías que ver como viajaba esa pelota era música clásica, era hacer el amor, era como ver un cometa pasar, algo hermoso. El chino que estaba atajando no hizo otra cosa que mirar como la pelota pasaba por encima de la cabeza y solo atino a pegar un saltito aunque sabía que no podía hacer nada, y el milagro estaba hecho. Había hacho deleitar a quienes estaban presentes menos al chino que se comió un gol de mitad de cancha, Gonzalo uno de mis mejores amigos que estaba a mi derecha me miro emocionado como agradeciéndome por haber hecho tal demostración de calidad pero a pesar de toda esa euforia  lo importante es que mire al cielo y te lo dedique a vos.


Vasco

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