viernes, 25 de mayo de 2012

Juana y Cristina



Las dos nacieron en La Plata. Una en la antigua ciudad de La Plata, también llamada  Chuquisaca  y actual ciudad de Sucre, capital de Bolivia, un 12 de Julio de 1780. La otra en La Plata, capital de la provincia de Buenos Aires, 173 años después, un 19 de Febrero de 1953.

Pero no es esta la única de las coincidencias que une profundamente a estas dos mujeres latinoamericanas. Juana Azurduy de Padilla fue la primera mujer en ingresar al ejército argentino. Cristina Fernández de Kirchner la primera mujer en ser elegida democráticamente como presidenta de los argentinos. Ayer la lucha contra el colonialismo era con las armas, hoy desde el Estado, desde lo cultural y desde las políticas.

Hay una coincidencia más, quizás la más significativa para quien escribe esta crónica: ambas eran grandes mujeres marchando a la par de grandes hombres, y ambas perdieron sus maridos, sus compañeros de vida y de militancia, en la trinchera, luchando. Juana tuvo una vida trágica, perdió en el campo de batalla además de su esposo, cuatro de sus cinco hijos.

Hoy que se cumplen 150 años de su muerte, repasemos la historia de Juana Azurduy , una mujer que nació en 1780, el año en que Túpac Amaru lanzó su revolución indígena que casi liquida al poder español.

Azurduy y su esposo Padilla se sumaron a la Revolución de Chuquisaca que el 25 de mayo de 1809 destituyó al presidente de la Real Audiencia de Charcas. “Combatieron por la libertad del Alto Perú -por entonces parte del Virreinato del Río de la Plata primero y de las Provincias Unidas después- desde la revolución de Chuquisaca y la Paz en 1809 -que fueran ahogadas en sangre desde Lima y Buenos Aires. Y en particular guerrrearon sin descanso y sin cuartel desde el grito de libertad del 25 de mayo de 1810. Ellos y los 105 caudillos indios y gauchos (…), junto a Güemes en Salta, fueron quienes impidieron que luego de las sucesivas derrotas de los ejércitos porteños al Norte, los realistas pudieran avanzar sobre Buenos Aires y destruyeran la revolución” dice Pancho O’Donnell en su libro "Juana Azurduy".
 
El 14 de noviembre de 1816 fue herida en la Batalla de La Laguna, su marido acudió a rescatarla y en este acto fue herido de muerte. “Sólo el sagrado amor a la patria me ha hecho soportable la pérdida de un marido sobre cuya tumba había jurado vengar su muerte y seguir su ejemplo”, dijo Juana.


El cambio de planes militares, que abandonó la ruta altoperuana para combatir a los realistas afincados en el Perú por vía chilena, disminuyó el apoyo logístico a sus fuerzas por lo que se vio obligada a replegarse hacia el sur, uniéndose finalmente a Güemes. A la muerte de Güemes, en 1821, se vio reducida a la pobreza. En 1825, el libertador general Simón Bolívar, luego de visitarla y ver la condición miserable en que vivía, avergonzado la ascendió al grado de coronel y le otorgó una pensión. Luego de la visita le comentó al mariscal Antonio José de Sucre: “Este país no debería llamarse Bolivia en mi homenaje, sino Padilla o Azurduy, porque son ellos los que lo hicieron libre”. Sin embargo, Juana – como muchos de nuestros mejores hombres y mujeres- murió sin honores y en la pobreza.

No es casual que Cristina, otra mujer guerrera que entrará sin dudas en la historia de nuestra región, reconociera a Juana: hoy su imagen decora el "Salón Mujeres Argentinas" de la Casa Rosada, y el 14 de julio de 2009 la presidenta argentina ascendió post-mortem a Juana Azurduy, del grado de teniente coronel a general del Ejército Argentino. En marzo de 2010, personalmente entregó el sable y las insignias de general del Ejército Argentino ante sus restos, resguardados en la Casa de la Libertad, en Sucre. Junto al presidente boliviano Evo Morales firmaron un tratado que instituye el día del nacimiento de Juana Azurduy, como el "Día de la Confraternidad Argentina-Boliviana". Dijo entonces Cristina, "Es para mí un honor, como presidenta de los argentinos, pero también como mujer y como militante política de toda la vida estar hoy aquí frente a sus restos para imponerle la espada de generala del ejército argentino (…) representa a los miles y miles de hombres y mujeres anónimos sin los cuales hubiera sido posible la batalla por la libertad contra el yugo colonial"

Hoy como mujer joven y militante política quiero brindar por ellas. Por las Juanas y las Cristinas de ayer y de hoy, para que se abran cada vez más oportunidades para la participación política de las mujeres y para que se hagan visibles las mujeres que luchan cotidianamente por una Patria más justa. 

Leila

No hay comentarios:

Publicar un comentario