miércoles, 4 de julio de 2012

Un amigo de fierro


Si me preguntan por él yo les contesto “que es un amigo de fierro”, y no hacen falta muchas palabras en mi relato para dar cuenta de mi afirmación.
Y les contaré historias de él a mis hijos y a nuevos amigos que me traerá la vida. Si tendré anécdotas…!!!  Y qué bueno es contar con él, porque sé que esté donde esté, siempre vamos a estar el uno para el otro,  aunque los caminos se abran y cada uno deba seguir uno distinto, sé que en algún momento del trayecto se vuelven a cruzar.
Él es un ser de una simpleza tan pura, como el agua del deshielo, que se desliza de los picos de las montañas más altas. Pocas personas en mi vida conocí con tal simpleza, y eso es algo difícil de encontrar, para mi es una virtud. De firmeza intachable, fiel a sus principios que no son cualquiera. La lealtad es uno de ellos, si me preguntaran cual es el primer nombre que se me viene a la mente cuando nombran la palabra “lealtad” diría su nombre.
Y qué tal si abrimos una cerveza o preparamos un fernet, comemos una pizzas y la noche se convierte en un placer. Y son esos momento que uno espera y aveces no se pueden dar por los compromisos que vamos asumiendo en esta vida de “adultos”.
Yo creo que cuando nos juntamos nos convertimos en adolescentes y eso no lo cambio por nada del mundo.
Otra virtud que debo contarles es el gran corazón que tiene, su humanidad. Él es siempre para los demás nunca para él, y si es para él es para los demás. Y esto parece un trabalenguas, pero es un hecho.  Y podría seguir contándoles cosas de él pero seguramente se me acalambrarían los dedos.
Pero lo que sí les voy a decir es que este amigo se llama Gonzalo Quiroga, si lo conocen sabrán que no he faltado a la verdad.

Vasco



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